Nota Importante: Este artículo es la segunda parte del artículo El último día que ejercí mi profesión. Una serie de escritos donde narro cómo un percance en mi salud me ayudó a ser una escritora autopublicada. Te invito a leer la primera parte si todavía no lo has hecho.
¿Has sentido una profunda tristeza al ver tus sueños y metas derrumbarse? Eso mismo sentí cuando escuché al médico que me atendía aquél día de abril.
Te comenté que soy terapeuta ocupacional de profesión, aunque hace algún tiempo que no lo ejerzo.
Los terapeutas ocupacionales somos profesionales de la salud dedicados a la rehabilitación e integración de los individuos con discapacidades y necesidades especiales a sus ocupaciones. Nuestra misión es lograr que ese individuo sea independiente en todos los sentidos a pesar de su limitación física o mental.
Y allí estaba yo en la oficina del médico con serias dificultades para caminar y mantener el balance. Me preguntaba cómo iba ir al trabajo con esos síntomas. Con angustia pensaba cómo podría ofrecer un servicio de calidad cuando no podía mantenerme de pie y sentía que todo daba vueltas.